Hacer queso fresco en casa parece ser uno de esos secretos bien guardados. Sin embargo, este manjar, que realza cualquier comida con su suavidad y frescura, es sorprendentemente fácil de preparar. Hoy te traigo una receta simple para que prepares tu propio queso fresco, usando solo dos ingredientes básicos: leche y jugo de limón.
¿Te lo imaginabas así de fácil? Si estás listo para la aventura, seguí leyendo y sorprendete con lo sencillo que es.
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Ingredientes
750 ml de leche (si podés, usá leche entera para un queso más cremoso)
25 ml de jugo de limón recién exprimido
Preparación
Calentá la leche: En una cacerola, llevá la leche a fuego medio. Recordá revolver de vez en cuando para que no se pegue.
Incorporá el limón: Cuando la leche esté calentita, casi por hervir (alrededor de 85 °C), retirá del fuego y volcá despacito el jugo de limón mientras vas revolviendo. Vas a ver que se forman como grumitos, eso es la cuajada, y un líquido más clarito, que es el suero.
Tiempo de reposo y colado: Dejá esta mezcla tranqui por unos 10 minutos. Luego, pone un colador sobre un bowl y cubrilo con una gasa o pañuelo fino. Volcá con cuidado la mezcla para que el suero quede en el bowl y la cuajada en el paño.
Dale forma y sazoná a gusto: Una vez colado, agarrá la cuajada y moldeala como más te guste. Podés agregarle sal o algún condimento que te cope.
Consejos:
Siempre es mejor usar leche fresca y de buena calidad.
Si no tenés jugo de limón, el vinagre blanco también funciona.
Sentite libre de añadir hierbas o especias para darle un toque especial.
No te olvides de guardarlo en la heladera, en un tupper o recipiente bien cerrado. Al ser casero, dura menos que los quesos que comprás en la tienda.
¿Se te ocurren recetas? Usalo en ensaladas, sobre un tostado, en tacos o incluso solo con un chorro de aceite de oliva.